3 cosas increíbles que pasan en tu cerebro cuando ligas

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¿Qué haces cuando tus amigas te arrastran a un local de fiesta y te sientes fuera de tu elemento? Puede que te quedes en la barra mientras tus amigos lo dan todo en la pista de baile. En algún momento de la noche, un chico se acerca a la barra a pedir una cerveza y os miráis a los ojos. Tú sonríes él sonríe, y te pregunta tu nombre. ¡Estás ligando!

Como las aves que se arreglan las plumas para parecer esponjosas y bien acicaladas, el flirteo humano es similar a los rituales de los pájaros. Así es como decidimos si una persona es un compañero adecuado o no para nosotros.

De acuerdo con Daniel Givens, un antropólogo y director del Centro de estudios no verbales, el flirteo tiene 500 millones de años de historia. Los humanos llevan flirteando desde entonces, pero como cualquier otro ritual, puede ir muy bien o terriblemente mal.

Para esclarecer por qué flirteamos y por qué algunos de nuestros intentos de ligue fracasan miserablemente, hemos hablado con algunos expertos sobre el comportamiento humano para que nos expliquen lo que ocurre en nuestro cerebro mientras ligamos.

1. Huir o luchar, los instintos a prueba. Givens sugiere que los animales tienen una desconfianza natural hacia otros animales. Así que cuando nos encontramos con otros, la amígdala del cerebro se enciende y conecta nuestro instinto de huir o luchar. El flirteo ayuda a sofocar estos instintos.

“Puesto que necesitas que hombres y mujeres se acerquen unos a otros para intercambiar material genético, hay señales que han evolucionado para mostrar seguridad e interés. Estas son las señales y signos que componen el flirteo”, afirma.

2. Envías hormonas de atracción a la otra persona. La amígdala que es la responsable de conectar el miedo en tu cerebro, forma parte de un sistema más complejo llamado sistema límbico. Cuando se elimina el miedo a otra persona, entra en juego el resto del sistema límbico y por tanto lanza nuestros deseos. Estos deseos van desde comer, hasta el impulso amoroso. Entonces la hormona del sentimiento placentero, la dopamina, sale del cerebro y nuestro cuerpo comienza a enviar señales no verbales a la otra persona diciendo que está interesado.

Sea como sea, flirtear no conlleva compromiso y te da la oportunidad de marcharte sin dañar a la otra persona, porque el giro cingulado del cerebro pone una barrera que te envía un mensaje diciendo que podrías ser rechazado.

3. Envias señales inconscientes de sumisión

Una vez que la atracción triunfa sobre el miedo, tu cuerpo está preparado para enviar esas señales. Una de las más comunes es encoger los hombros. Muestra sumisión e informa a la otra persona de que no le vas a morder. También podrías:

Hablar con las palmas hacia arriba como gesto de amistad
Inclinarte hacia la persona que te interesa
Tocarte el pelo
Mirar profundamente a sus ojos

A veces, puede que no te des cuenta de las señales que estás enviando, cosas como el pulso acelerado, las manos sudadas, sonrojarse o un pico en la tensión arterial, son indicadores de que el sistema nervioso simpático está activo y podéis acabar imitando las acciones el uno del otro de forma involuntaria.

Flirtear es un instinto natural y nadie es un experto. Si falla, ¿qué problema hay? Y si sale bien, ¡genial!