Los humanos hemos evolucionado. Quedan muy lejos los días en los que unos gruñidos y el regalo de un animal muerto podría ser un método efectivo para presentarte al objeto de tu deseo; en la actualidad los Homo Sapiens del siglo XXI deben esforzarse más para ligar.
¿Pero qué es ligar? En el cine y en las páginas de novelas románticas nos lo muestran como algo sencillo y para lo que no hace falta el menor esfuerzo. Se envían guiños como si los lanzase directamente Cupido con su arco. Las insinuaciones rozando lo explícito van y vienen de un lado a otro como si de un partido de tenis se tratase. Es un proceso lleno de energía y adrenalina que casi siempre termina felizmente. En la realidad el éxito de esta interacción no está garantizado. En el mejor de los casos ligar es un equilibrio preciso entre mostrar interés y conocer a la otra persona sin dar la impresión de que estás realizando una encuesta. En el peor de los casos puede ser más una entrevista que una conversación, una sucesión de preguntas triviales que seguro le han hecho mil y una veces. Ligar debería ser un proceso sencillo y relajado en el que se sienten las bases para lo que podría ser una relación de por vida, pero muchas veces es un proceso complejo lleno de frases estereotípicas o preguntas cerradas que sirven más para irritar que para atraer al interlocutor.
Esto nos lleva a la pregunta: “Cómo ligar con éxito”. Mucha gente cree que “o sabes hacerlo o no”, pero eso no es necesariamente cierto. Se describe de mil maneras: “es un juego”, “hay que tener labia”, etc. Pero en realidad es algo que se puede aprender y mejorar como cualquier otra habilidad. Basta con seguir una serie de normas y recomendaciones.