Expertos comparten sus opiniones sobre los amigos con derechos

Flirt-relationship-experts-share-their-thoughts-on-whether

¿Qué pasa cuando tienes una generación de gente joven que no está interesada en comprometerse, pero que quiere disfrutar de una compañía que va más allá de la amistad?

Están hambrientos por tener algo de conexión, pero todavía son capaces de salir a jugar al campo. Si lo piensas, estos jóvenes quieren comerse su parte del pastel, pero sin adquirir las calorías. Y puesto que tienen toda la vida por delante para sentar la cabeza, es algo que está bien.

Así que empiezan a salir con un amigo particular (o quizá un exnovio o exnovia). Quedarán para cenar o beber algo, se besarán cuando vayan a bailar, se acurrucarán cuando vean películas. Puede que se queden a pasar la noche en la casa del otro tras una maratón de Netflix. A veces, tendrán conversaciones profundas sobre la vida, el pasado, el futuro y cualquier cosa. Puede parecer que estas cosas son coto cerrado para parejas en una relación floreciente, ¿verdad? Si no fuese por varias cosas presentes en la vida de cada uno, como un cambio de carrera, o una preocupación de salud, la posibilidad de una relación podría estar sobre la mesa, sin embargo, por la razón que sea, prefieren mantener la carta del compromiso fuera del mazo de juego.

Ahora puede que esperes que los expertos en relaciones digan que esto está mal y que tener amigos con derechos va a causar más problemas que lo que pueda ofrecer. Pero sorprendentemente, los expertos en relaciones creen que tener un amigo con derechos ¡puede ser muy derechoso!

En un mundo perfecto querrás verte en una situación de amigos con derechos con alguien con quien te sientas cómodo cuando estáis a solas. Puede ser un ex con quien te lleves bien, o simplemente un amigo hacia el que no tienes sentimientos románticos. La persona que elijas no va a juzgarte por tu maquillaje si no está a punto en todo momento o si tus fantasías son un poco raras. Cuando quitas el compromiso de encima de la mesa, cada uno puede ser fiel a sí mismo tanto fuera como dentro de la cama.

Junto a lo bueno de ser amigos con derechos, hay unas pocas salvedades que debes tener en cuenta si quieres que la relación de amigos con derechos funcione.

1. Debes ser amigo de tu amigo con derechos, la palabra clave de la expresión es “amigos”, no “derechos”.

Te sorprendería saber la cantidad de gente que no tiene realmente una buena relación de amistad con la persona con la que duermen de forma regular. Muy a menudo, llegan a ser amigos con derechos con un conocido al que solo conocen superficialmente y nada más. Lo ideal es que tengáis una sólida amistad como núcleo del acuerdo. No querrás dormir con alguien cuya compañía no te resulte particularmente agradable cuando no estás entre las sábanas.

2. La persona que elijas como amigo con derechos debería aportar algo a tu vida, y no evitar que hagas con tu vida lo que es tu objetivo y quieres conseguir. Cuando decimos esto, queremos decir que para que una relación de amigos con derechos funcione, debe basarse en puntos vitales similares. Por ejemplo, quizá ambos os estéis preparando para un gran cambio, y no queréis invertir tiempo y energía en una nueva pareja para tener que dejarlo dentro de unos meses de todos modos.

Una situación de amigos con derechos es la solución perfecta porque tienes la compañía y diversión que quieres, pero sin la promesa de compromiso. Y cuando cambien estas circunstancias, tendréis que sentaros a hablar y decidir si el acuerdo continúa o no de aquí en adelante.

3. Si quieres que este tipo de acuerdo funcione, ambos tendréis que ser completamente honestos con el otro en todo momento. Esto significa hablar sobre cosas que pueden ser incómodas e incluso molestas. Como cualquier relación (si un acuerdo de amigos con derechos es una relación), requiere que ambas partes estén en el mismo barco en todo momento. En el momento en que alguien empieza a sentir algo romántico por el otro, ambos deben hablar y hacérselo saber. También va más allá. Periódicamente deberéis aclarar cuestiones como:

¿Qué pasará si encuentras a alguien con quien realmente quieres salir?
¿Hay alguna posibilidad de compromiso real entre vosotros dos?
¿Qué ocurre si uno tiene que irse, continuará este acuerdo?

Aunque no tienes que tener un contrato con estos detalles necesariamente, es buena idea que ambos sepáis las expectativas del otro y su evolución. Así que aunque no seáis una pareja legítima, todavía sois una pareja que tiene que hacer lo necesario para continuar pasándoselo bien, sin hacer que el acuerdo sea incómodo.