El arte de ligar con éxito en el gimnasio es muy sutil. Igual que la ropa de gimnasio puede ser bastante reveladora, son muchas las tácticas que usan los tíos para tratar de ligar con una chica mientras llevan a cabo su entrenamiento.
Pero debes saber que lo demasiado obvio no suele ser bienvenido.
Lo primero, debes ser consciente de la situación de la chica. Está ejercitando los glúteos para tratar de adelgazar, así que está ahí con una intención, y esa intención no te incluye para nada. Necesitas ser creativo. Ella está sudada, con la cara roja y casi sin aliento, lo que la hace sentir como una especie de fantástica diosa de gimnasio… o quizá vulnerable y expuesta. No queremos que nos miren boquiabiertos ni que nos interrumpan. Esto que te pone las cosas difíciles porque necesitas una forma de abordarla que no te haga quedar como un pervertido desesperado. Así que aunque el gimnasio pueda parecer un lugar fantástico para ligar con cuerpos duros y bien definidos, debes prepararte para el fracaso.
Aquí tienes cómo lidiar con esa situación y empezar una charla de gimnasio y posiblemente algo más:
NO: No nos hables en medio de un ejercicio interrumpiendo nuestra actividad. Serás catalogado automáticamente con una persona molesta, no respetuosa y demasiado intrusiva.
SÍ: Háblanos en un momento de descanso, en una parada para beber agua, entre repeticiones, cuando estamos acabando con las máquinas, etc. Elige un momento en el que nos hayamos quitado los cascos, si tenemos que parar la música y quitarnos los auriculares para descubrir que lo único que quieres es flirtear, es probable que nos molestes y tus posibilidades de éxito se reducirán significativamente.
NO: Te pongas delante de ella y trates de hacer una exhibición de músculos y de capacidad para levantar peso.
SÍ: Haz lo que haces normalmente, sé auténtico y ten en cuenta que notaremos que estás ahí y sabremos si mereces nuestra atención por nosotras mismas.
NO: Te quedes mirando con una sonrisa boba mientras estamos agachándonos para estirar hasta tocar la punta de nuestros pies o comentes lo bien que nos quedan las mallas.
SÍ: Sé educado. La caballerosidad no ha pasado de moda después de todos estos años, precisamente porque es efectiva. Ábrenos la puerta y déjanos salir delante, déjanos usar la máquina si los dos llegamos a la vez, sonríenos y haz contacto visual.
NO: No nos des consejos de fitness con asistencia manual, no te pongas justo detrás de nosotras en la cola o nos preguntes si queremos un amigo de gimnasio.
SÍ: Rompe el hielo con una cuestión relevante sobre el ejercicio o las repeticiones, pregúntanos si estamos entrenando para algo en particular o haz un comentario inteligente sobre el libro que estamos leyendo.
Actúa correctamente siguiendo estos consejos y verás que flirtear en el gimnasio puede ser una fantástica oportunidad de conocer a mujeres con las que tienes interés en común y a las que les gusta cuidar su cuerpo.