Como miembro de una web de citas online, Laura siempre ha sido un poco escéptica con los hombres que iba a encontrar en la web y, cuando Luis le escribió un mensaje, no tenía expectativas altas. Pensó para sí misma que en el mensaje parecía majo y comprobó su perfil. Hubo varias cosas que la intrigaron y quiso hablar con él.
La pareja estuvo chateando a través de la web de citas casi sin parar por las noches durante varias semanas.
Descubrieron que tenían mucho en común y les pareció que se llevaban bien. Pasaron de chatear a los mensajes en el móvil, de forma que empezaron a hablar a cualquier hora del día. Las cosas progresaron tanto que de pronto se estaban mandando mensajes sobre lo mucho que pensaban el uno en el otro, el tipo de futuro que podrían tener juntos y cosas así.
Todo a través de una pantalla.
En las semanas que estuvieron chateando, no hablaron el uno con el otro. Antes de que la pareja fuese a quedar en persona por primera vez, Luis escribió a Laura y le preguntó si podía llamarla, porque quería oír su voz. Hasta ese momento, Laura había evitado el teléfono porque sentía que iba a ser como una entrevista en la que podía hacerlo mal. Estaba preocupada por la llamada y se sintió al borde del abismo en las horas precedentes. Ahora, mirando atrás, confiesa que no tenía que haberse preocupado, porque la pareja habló sin esfuerzo durante dos horas.
Después de la conversación, él la envió un mensaje en el que la decía que se sentía como si estuviera enamorado. No podía creer que la relación fuese real, pero Laura se sentía de la misma manera.
Mirando atrás, Laura admite que las cosas evolucionaron rápidamente, incluso aunque nunca hablasen de intimar más. Eran increíblemente románticos y a menudo tenían ideas utópicas de cómo podría ser.
Laura dice que, en un momento dado, la comunicación se volvió un poco sombría por su parte. Le había enviado un mensaje y cuatro horas después él no había contestado. Después cuando lo hizo, no respondió como normalmente, así que ella le dijo: “Han pasado varias horas sin que supiese nada de ti… ¿es raro que esté sintiéndome como en un corte de relación?” En retrospectiva, se da cuenta de que es raro, muy raro.
Cuando Laura y Luis decidieron que era el momento de conocerse finalmente en persona, Laura se esforzó al máximo por tener un buen aspecto. Se hizo con un vestido ajustado que acentuaba las cosas correctas. Fue a la peluquería y se puso sus mejores botas de tacón. Pero…cuando se encontró con Luis en el lugar acordado, la expresión de él fue como la de alguien que estaba realmente decepcionado por lo que vio y no hizo un buen trabajo para disimularlo.
Sintiéndose desalentada, Laura no sabía qué hacer. Se fue a la mesa y probó con un abrazo, pensando que quizá a él no le importara su vestido. El la abrazó como si fuera un encuentro formal, en vez de uno potencialmente romántico como ella esperaba de la letanía de mensajes que habían compartido con anterioridad. Desde los primeros cinco minutos, Laura se dio cuenta de que la cita no iba a salir muy bien.